El tañer rechinante de las ruedas del carro mecánico al ascender por las vías oxidadas, escanciaba mi osadía en pequeñas migajas masticables y desmenuzables, desprendiendo el hedor de la cobardía.
La alabeada línea que seguía el engranaje aumentaba su cúspide, trinqué la saliva reservándola en mi garganta, prensé los dientes, encrespé los músculos y cerré los ojos acorazados.
Esa emoción se posesionó de mi anatomía, la adrenalina compulsiva.
Grité con suma potestad y estreché lo primero que se me interpuso.
-Oye, de ahora en adelante te subirás conmigo a todo juego que impliqué altura y velocidad- armonizó en burla su voz en un esfuerzo ya que descendíamos.
-¡Cállate!- mitigué su hostigar sin desatar mis extremidades rodeando de su torso y enquistando mi cabeza en su fornido pecho […] Cada giro en la curva estrepitosa, el hueco en el vientre y el hecho de abrazar a Joseph por elanes míos, tuvo que ser aguantado hasta el final.
-Disfruté el recorrido- sonrió sincronizando su salida con la colaboración para mi al bajar el artilugio.
-Tu tenías planeado eso- le culpé.
-No, pero aprendí que con esperar las oportunidades es más que suficiente- risoteó y metió las manos en los bolsillos de sus pantalones.
-Continúa y la única oportunidad que tendrás será la de mi puño en tu boca- amenacé, súbitamente una arcada me sublevó, tapé mi boca con la palma de la mano y con mi brazo envolví mi estómago, un mareo atosigó.
-¿(tn)? ¿Te pasa algo?- preguntó inquieto.
Negué con la cabeza, un saltito me inducía y liberé espontáneamente esas ganas de vomitar… en su camisa por una incuria.
Su mirada irascible se poso en mi cara pasmada, en la que se esbozaba una cadena estirada por las comisuras de mis labios y el requerimiento de una carcajada, que fue entrega inmediata.
-¡Que repugnante!- se quejó alzando sus brazos y observando con asco su camisa embarrada de bodrio, probablemente el desayuno de esta mañana.
Mis risas no cesaban, aunque a mi también me daba repulsar, pero mi humor ganaba por mayoría.
Caminó furioso hasta la salida y se aproximó a su auto.
-Amo la venganza- expresé a sus espaldas ignoró mi comentario, tomó del borde de su camisa y la deslizó por su tronco, yo solo me quedé enmudecida y patidifusa, su espalda descubierta eclosionaba la ansia de rasgar su piel. Aunque repudiaba esa parte de mí, que me llevaba a desear lo imposible o a desacatar las leyes que regían mi vida digna de una dama.
-¡Ponte la camisa!- cubrí mis ojos con ambas manos.
-¿Qué?- voceó -Pretendes que este con esto todo el día-
-Pues… si- dije sin descubrir mis ojos.
Resopló -Vamos, ni que nunca hubieras visto a un hombre sin camisa-
-¿Hombre?... Intento de hombre querrás decir-
Sentí como sus manos esposaban las mías y las separaban de mí situándolas al lado de mi cabeza, elevé la vista hacía en cerúleo cielo flanqueado por las mullidas nubes y las aves revoloteando gustosas, con el simple hecho de no pirrarme con una tentación a de la que en un pasado no resultaba incontenible a mi interés.
-No me toques- exigí tajante.
-Mírame a los ojos y dímelo- susurró en mi cuello con su respiración cálida.
Titubeé nerviosa, pues era una situación de la que se adueñaba y saldría invicto, pero obvio yo no se lo permitiría.
-Si crees que podrás conmigo estas equivocado- bajé la vista y la conecté a la suya con una gallardía no convincente para mi, pero si para él.
-¿Estas segura?-
-Completamente- sonreí con picardía.
Soltó de mis muñecas dejándolas caer levemente.
-¿Consideras que este juego se acabo?- musitó.
Lo miré caótica. -Si-
-Estas desacertada- en un movimiento raudo tomó de mi cintura y conllevó sus labios a los míos contrayéndolos fugazmente…
La alabeada línea que seguía el engranaje aumentaba su cúspide, trinqué la saliva reservándola en mi garganta, prensé los dientes, encrespé los músculos y cerré los ojos acorazados.
Esa emoción se posesionó de mi anatomía, la adrenalina compulsiva.
Grité con suma potestad y estreché lo primero que se me interpuso.
-Oye, de ahora en adelante te subirás conmigo a todo juego que impliqué altura y velocidad- armonizó en burla su voz en un esfuerzo ya que descendíamos.
-¡Cállate!- mitigué su hostigar sin desatar mis extremidades rodeando de su torso y enquistando mi cabeza en su fornido pecho […] Cada giro en la curva estrepitosa, el hueco en el vientre y el hecho de abrazar a Joseph por elanes míos, tuvo que ser aguantado hasta el final.
-Disfruté el recorrido- sonrió sincronizando su salida con la colaboración para mi al bajar el artilugio.
-Tu tenías planeado eso- le culpé.
-No, pero aprendí que con esperar las oportunidades es más que suficiente- risoteó y metió las manos en los bolsillos de sus pantalones.
-Continúa y la única oportunidad que tendrás será la de mi puño en tu boca- amenacé, súbitamente una arcada me sublevó, tapé mi boca con la palma de la mano y con mi brazo envolví mi estómago, un mareo atosigó.
-¿(tn)? ¿Te pasa algo?- preguntó inquieto.
Negué con la cabeza, un saltito me inducía y liberé espontáneamente esas ganas de vomitar… en su camisa por una incuria.
Su mirada irascible se poso en mi cara pasmada, en la que se esbozaba una cadena estirada por las comisuras de mis labios y el requerimiento de una carcajada, que fue entrega inmediata.
-¡Que repugnante!- se quejó alzando sus brazos y observando con asco su camisa embarrada de bodrio, probablemente el desayuno de esta mañana.
Mis risas no cesaban, aunque a mi también me daba repulsar, pero mi humor ganaba por mayoría.
Caminó furioso hasta la salida y se aproximó a su auto.
-Amo la venganza- expresé a sus espaldas ignoró mi comentario, tomó del borde de su camisa y la deslizó por su tronco, yo solo me quedé enmudecida y patidifusa, su espalda descubierta eclosionaba la ansia de rasgar su piel. Aunque repudiaba esa parte de mí, que me llevaba a desear lo imposible o a desacatar las leyes que regían mi vida digna de una dama.
-¡Ponte la camisa!- cubrí mis ojos con ambas manos.
-¿Qué?- voceó -Pretendes que este con esto todo el día-
-Pues… si- dije sin descubrir mis ojos.
Resopló -Vamos, ni que nunca hubieras visto a un hombre sin camisa-
-¿Hombre?... Intento de hombre querrás decir-
Sentí como sus manos esposaban las mías y las separaban de mí situándolas al lado de mi cabeza, elevé la vista hacía en cerúleo cielo flanqueado por las mullidas nubes y las aves revoloteando gustosas, con el simple hecho de no pirrarme con una tentación a de la que en un pasado no resultaba incontenible a mi interés.
-No me toques- exigí tajante.
-Mírame a los ojos y dímelo- susurró en mi cuello con su respiración cálida.
Titubeé nerviosa, pues era una situación de la que se adueñaba y saldría invicto, pero obvio yo no se lo permitiría.
-Si crees que podrás conmigo estas equivocado- bajé la vista y la conecté a la suya con una gallardía no convincente para mi, pero si para él.
-¿Estas segura?-
-Completamente- sonreí con picardía.
Soltó de mis muñecas dejándolas caer levemente.
-¿Consideras que este juego se acabo?- musitó.
Lo miré caótica. -Si-
-Estas desacertada- en un movimiento raudo tomó de mi cintura y conllevó sus labios a los míos contrayéndolos fugazmente…
3 comentarios:
AWWW AAMEEW EL CAAAP , LO ESTABA ESPERANDO
HOOOola!
amee el cap ...
deverithas qe ia extrañaba tu ermoxha nove
bno qe andes de lo mejor
i espero el sig
chaoOOOo
ajja, jackie!
aww en seerio qe amo tu noevela! te lo he dicho un millon de veces!
sisis, mis comentarios por el msj!♥
sabes qe aqui siempre podras contar conmigo para todo!^^
seeu♥
-yadiw!
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