El sonido de sus pasos matizaba con la tonada que interpretaba la lluvia, solo un clarividente sentido de la audición podía percibir su proximidad.
-¿Cómo podría odiarte?- musitó flirteando en mi oído. -Te amo, y eso es más imponente que cualquier otra cosa-
-Oh, Joe, te pregunto si me odias como una persona desconocida, no como la que conoces y dices amar-
Sonrió, arregló un mechón detrás de mi oreja y atenazó mi rostro entre sus palmas fijando mi vista en la de él.
-Todos cometemos errores, es bueno arrepentirse, a tiempo… fue parte de tu pasado, quedó atrás… ¿Sabes? venero el ser tan curioso, si no hubiera dado esa paseo jamás te hubiera encontrado y tal vez… ya no estarías aquí, conmigo-
Mis ojos se tornaban cristalinos e impetuosamente lo abracé, imitó mi acción, refugié la cabeza en su lozano pecho, sus nervudos brazos creaban un caluroso ceñir. La protección surgía en esa acogida y su camisa estaba empapada de salinidad hidrológica originada por mis lagrimales.
-Joe…- farfullé.
-Dime-
Alcé la cara y creé un lazo visual, sus pupilas e iris rutilaban, en ellos podía reflectar mi rostro tal como un espejo.
-Te amo- tres sílabas que por primera vez eran dedicadas a él henchidas de franqueza.
El esbozar de éxtasis en sus labios se denotaba dejando a entrever su reluciente dentadura.
-No puedo creerlo- dijo entusiasmado.
-Creedlo, te amo con todo mi corazón y te lo diré todas las veces que deseéis, al fin se que las raíces que emergieron de él están dando un follaje flagrante-
Besó mis labios acariciando de modo circular mi mejilla incrementando la terneza, delicadeza, suavidad, la dulzura y concluyendo con el más destacado, trascendente, sublime, el elemento del amor, el que me azuzó para ejecutar el prurito para atestiguar la certeza de mi sensibilidad
-Quédate conmigo- musité. –No me dejes sola… hazme conocer que me amas, quiero pertenecerte- transigí cautivada.
Mi directriz fue atendida de inmediato y tomada como una volición, no aguardó escuchar o pronunciar explicaciones o refutaciones, entró en un estado que poseyó el autodominio de alma, controlador corporal, hormonal, y el subidón de la producción esquizofrénica de estrógeno. Inopinadamente se atizaba, embauló tortuosamente a mis rebordes, con gazuza desbordante, para mi era una dosis de instilación al deseo más recóndito. Amaba como sus carantoñas por mis facciones y cuerpo entero quemaban mi piel calcinando los leños de la cordura e inocencia y dejando las cenizas de lo que quedaría después de la llamarada pasional. Tomé de sus mejillas blindando la presión en la interacción labial, y con una fuerza paranormal atraje ambos pesos arremetiendo mi envés en la pared más contigua. Bajé mis manos hasta su pecho y desabotoné su camisa para retirarla en cuestión de segundos. Sus húmedos besos recorrieron mí laringe, garganta, y sumergieron la mitad de mi clavícula para dotarla de su líquido bucal, era un sitio intransitable agregando la obstrucción y tribulación: el insignificante tirante de mi sostén y mi prenda exterior. Predije la acción que continuaría, pues su dedo índice y medio traspasaban estos por debajo para dejarlos caer libremente como plumas y así seguir con su labor.
Tomó de mis piernas, me aupó e hizo fajar su cintura con ellas, sus palmas magrearon mis muslos con libertad, desenvoltura y emancipación, después de todo, la selección de mis vestimentas siempre se adaptaban a las situaciones.
Sus besos se concentraron en devorar mi cuello con el martirio masoquista de mis hormonas, lo dilataba hacia atrás y cerré los parpados para ser una victima cómoda al calvario de succiones exquisitas.
Sentí como soltaba de mis piernas para dejar a mis pies tocar el suelo de nuevo. Tiró hacia abajo de mi camisón y lo dejó deslizar por mi cuerpo hasta prenderse al piso y adornarlo. Busqué el broche de su pantalón, la torpeza y desesperación no me permitían encontrarlo, pero fui vencedora cuando ya lo hacía resbalar por sus piernas, me ayudó a retirarlo […] Sus dedos dibujaban figuras inconcretas en mi espalda, pero sus caricias eran incordiadas con mi sostén, así que lo desabrochó e hizo de él otro complemento añadido a la montaña de ropajes cubriendo el piso…
-¿Cómo podría odiarte?- musitó flirteando en mi oído. -Te amo, y eso es más imponente que cualquier otra cosa-
-Oh, Joe, te pregunto si me odias como una persona desconocida, no como la que conoces y dices amar-
Sonrió, arregló un mechón detrás de mi oreja y atenazó mi rostro entre sus palmas fijando mi vista en la de él.
-Todos cometemos errores, es bueno arrepentirse, a tiempo… fue parte de tu pasado, quedó atrás… ¿Sabes? venero el ser tan curioso, si no hubiera dado esa paseo jamás te hubiera encontrado y tal vez… ya no estarías aquí, conmigo-
Mis ojos se tornaban cristalinos e impetuosamente lo abracé, imitó mi acción, refugié la cabeza en su lozano pecho, sus nervudos brazos creaban un caluroso ceñir. La protección surgía en esa acogida y su camisa estaba empapada de salinidad hidrológica originada por mis lagrimales.
-Joe…- farfullé.
-Dime-
Alcé la cara y creé un lazo visual, sus pupilas e iris rutilaban, en ellos podía reflectar mi rostro tal como un espejo.
-Te amo- tres sílabas que por primera vez eran dedicadas a él henchidas de franqueza.
El esbozar de éxtasis en sus labios se denotaba dejando a entrever su reluciente dentadura.
-No puedo creerlo- dijo entusiasmado.
-Creedlo, te amo con todo mi corazón y te lo diré todas las veces que deseéis, al fin se que las raíces que emergieron de él están dando un follaje flagrante-
Besó mis labios acariciando de modo circular mi mejilla incrementando la terneza, delicadeza, suavidad, la dulzura y concluyendo con el más destacado, trascendente, sublime, el elemento del amor, el que me azuzó para ejecutar el prurito para atestiguar la certeza de mi sensibilidad
-Quédate conmigo- musité. –No me dejes sola… hazme conocer que me amas, quiero pertenecerte- transigí cautivada.
Mi directriz fue atendida de inmediato y tomada como una volición, no aguardó escuchar o pronunciar explicaciones o refutaciones, entró en un estado que poseyó el autodominio de alma, controlador corporal, hormonal, y el subidón de la producción esquizofrénica de estrógeno. Inopinadamente se atizaba, embauló tortuosamente a mis rebordes, con gazuza desbordante, para mi era una dosis de instilación al deseo más recóndito. Amaba como sus carantoñas por mis facciones y cuerpo entero quemaban mi piel calcinando los leños de la cordura e inocencia y dejando las cenizas de lo que quedaría después de la llamarada pasional. Tomé de sus mejillas blindando la presión en la interacción labial, y con una fuerza paranormal atraje ambos pesos arremetiendo mi envés en la pared más contigua. Bajé mis manos hasta su pecho y desabotoné su camisa para retirarla en cuestión de segundos. Sus húmedos besos recorrieron mí laringe, garganta, y sumergieron la mitad de mi clavícula para dotarla de su líquido bucal, era un sitio intransitable agregando la obstrucción y tribulación: el insignificante tirante de mi sostén y mi prenda exterior. Predije la acción que continuaría, pues su dedo índice y medio traspasaban estos por debajo para dejarlos caer libremente como plumas y así seguir con su labor.
Tomó de mis piernas, me aupó e hizo fajar su cintura con ellas, sus palmas magrearon mis muslos con libertad, desenvoltura y emancipación, después de todo, la selección de mis vestimentas siempre se adaptaban a las situaciones.
Sus besos se concentraron en devorar mi cuello con el martirio masoquista de mis hormonas, lo dilataba hacia atrás y cerré los parpados para ser una victima cómoda al calvario de succiones exquisitas.
Sentí como soltaba de mis piernas para dejar a mis pies tocar el suelo de nuevo. Tiró hacia abajo de mi camisón y lo dejó deslizar por mi cuerpo hasta prenderse al piso y adornarlo. Busqué el broche de su pantalón, la torpeza y desesperación no me permitían encontrarlo, pero fui vencedora cuando ya lo hacía resbalar por sus piernas, me ayudó a retirarlo […] Sus dedos dibujaban figuras inconcretas en mi espalda, pero sus caricias eran incordiadas con mi sostén, así que lo desabrochó e hizo de él otro complemento añadido a la montaña de ropajes cubriendo el piso…
8 comentarios:
..................................
te juro qe estoi sin plabras estooi en shock me enqaantho el cap .... i deverdad felicidades jaja.. simpre me gusta como escribes i describes la esena ...
wii lo amoo!!! i me amaa!!!! [[ojala fusea asi jaja]]..
bno como io sigo sin plabras sigo atonita...dejo de escribir ((buu)))
tc
chaoO
..................................
te juro qe estoi sin plabras estooi en shock me enqaantho el cap .... i deverdad felicidades jaja.. simpre me gusta como escribes i describes la esena ...
wii lo amoo!!! i me amaa!!!! [[ojala fusea asi jaja]]..
bno como io sigo sin plabras sigo atonita...dejo de escribir ((buu)))
tc
chaoO
ola
wooooow!!!!
te quedo hermoso el cap
no se que decir
woooow!!!
hermoso hermoso
por dios
buenop que te digo quiero seguir lellendo siiii
atte
el_mas_lindoO_jOoe
Waa noo manchhes como ahh
siigueeloo!! AHH!!
jajaja estta genial sisisi felicidades!
ay no me dejes así!!!
y Q mas??
jm... aora me tengo Q esperar hasta mañana?? no podre... jaja
pero me encanta... aishh... lo explicas todo super bien :D
Adios!!
Hola Me Facina tu Nove !! en verdd me Qede Sorprendiida , Felicitaciones !!
Saludos *
hahaha, genial n_n
me lo imagino y no es un a escena fea, la describes super bien!!,
=) saludoooss!
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