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sábado, 8 de agosto de 2009

••Capitulo 84••

— ¿Qué? —pregunté escéptica, el comentario no me caía perfectamente en el cerebro, necesitaba de una prueba, o una limpieza de oídos, pues estos estuvieron fallando con frecuencia.
—Así es, ese documento decía Lakewood, Colorado.
—Eso… eso no puede ser posible —mis labios apenas y se movían, y mi mirada perdida y ensimismada.
—Eso es cierto, ¿Crees que te mentiría? —su mano masajeaba mi hombro crispado.
—El caso no es que tú me mientas, sino mi madre… —me paré del asiento y comencé a dar vueltas—. Primero me dice que irá al Colegio cuando no es cierto y su auto aparece a las afueras de la Ciudad, y ahora resulta que mi lugar de nacimiento no es Houston, ¡Por Dios! ¿Qué sigue? ¡¿Qué en verdad mi padre esta vivo?!... es resoluto que ya no sé ni que pensar —mis ojos traslucidos bajo la capa acuosa que producían mis lagrimales no fue retenida por mucho tiempo, y la presa que mantenía el líquido en mis ojos se había estropeado para dejarlo correr por mis mejillas.
— (tn)… —las palabras de Joseph se capturaban en un nudo, pero… ¿De qué servirían? Estaba aturdida y nada podría reconstruir mi ánimo.
—Necesito verlo con mis propios ojos, vamos a mi casa, ¿Podrías llevarme?
— Tú sabes que sí.

El trayecto del camino a mi casa se alargaba con la angustia que se apoderaba de mí, era imposible concebir que las verdades se acumularan para después bombardearme, pero las respuestas de las más recientes armas no me atacaban.
—Ahí está el coche de tu padre —le avisé a Joe mientras se estacionaba frente a la casa.
Solté mi cinturón de seguridad y busqué la llave entre mi bolso, nunca lograba encontrarla cuando era algo importante, y después de esculcar y sacar todo el contenido de mi bolso la encontré. Con torpeza la ingresé a la cerradura, al abrir la casa el clima que la protagonizaba era cálido, miré el entorno añorando lo que hace casi un mes fue un hogar lleno de alegría que le impregnaba mi madre, esa que lograba sacarme de mis casillas con comentarios burlescos de adolescente.
Subí hasta la habitación solitaria de mi madre, saqué los papeles a montones junto a los álbumes tratando de rebuscar el documento.
— ¿Dónde la viste la última vez? —le pregunté a Joseph mientras me ayudaba a sacar la enorme pila de papeles.
—Déjame recordar —se mordió el labio inferior mirando al techo—. En… en un sobre amarillo, en cuanto encontraste la foto lo volví a guardar ahí y tú los guardaste en… el segundo cajón de ese buró —su dedo índice me indicó el mueble, no esperé más y hallé el sobre, lo abrí sacando la valiosa hoja.
—Nombre, sí, fecha de nacimiento, también, lugar de nacimiento, Lakewood, Colorado, Estados Unidos de América —mi voz se fue apagando conforme leía con detenimiento lo que me había dejado intrigada por un rato, claro que ahora se incrementaba esa intriga con el engaño.
—Menos mal que todavía me llamo (tn) Johnson.
Joseph me abrazó por un costado y sostuvo su barbilla en mi cabeza.

—Sube.
—Si no te molesta, me gustaría visitar a Penny, hace mucho que no veo a mi pequeña amiguita, la hecho mucho de menos —sonreí pero la alegría no se encaramó hasta mis ojos.
—Claro.
Caminé por la acera hasta la casa vecina, me asomé por el cerco y ahí estaban Penny y Frankie jugando como la primera vez en que los conocí.
—Hacen recordar viejos tiempos ¿no crees? —dijo Joseph tras de mi, rodeando mi cintura con sus brazos, y su cara atinando adecuadamente entre mi cuello.
—Así es, como cuando llegó el monstruo, mejor conocido como «El guapo hermano de Frankie» según Penny, solamente para coquetear, pero no se salió con las suyas, y se ganó un golpe —giré mi rostro enfrentando el suyo, y pude ver como una mueca de desagrado se pintaba en sus hermosas facciones.
—Cierto, aún me duele el memorarlo, por algo siempre te digo salvaje.
Sonreí besando la punta de su nariz y volviendo la vista a las jugarretas de greguería de los pequeños.
—Me pregunto si tendré descendencia después del golpazo.
Risoteé nerviosa, se me había soslayado ese punto, no tenía agallas para confesárselo y sus exégesis cada vez daban más puntería…

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