Arraigué en mi perspicacia la singladura entre lo correcto e incorrecto, y tomé como impertinente su propuesta y ofrecimiento.
-No… no puedes… no podemos- apelé boba denegando con un experimento fallido al llevar a mi voz a un sonar gutural y escarpado para transmitirle la seguridad y coraje de mi fuerza de voluntad.
-Oh vamos- instigó.
-¡No!- reiteré.
-En tus ojos se puede leer lo contrario-
-¡No leas mis ojos!- tipifiqué.
-Entonces… ¿Si lo dicen?- preguntó, mis respuestas debían ser analizadas antes de darse a conocer, como también debía de cuidar lo que mis pupilas proyectaban, pero… ya era tarde para darme esos consejos.
-¡Claro que no! ¡Y ya quítate!- con mis rodillas flexionadas empujé su cuerpo, lanzándolo a un costado del mío, me puse de pie antes de que me demostrara de nuevo su agilidad al moverse, acomodé mi pijama y caminé hasta la puerta de mi habitación para abrirla. -Vete- mandé actuando un ademán que le indicara la salida al pasillo.
El clima iba en etapas, la primera fue el ingrávido sirimiri, después la lluvia, el chubasco, la borrasca, el huracán y el diluvio.
-¿Insinúas que me moje? ¿Vas a dejar que me arriesgue a ahogarme ahí fuera? ¿O que me bañe un auto?-
-Sí- afirmé cruzando los brazos.
Rió entre dientes, recargó la cabeza en sus brazos y traspuso la pierna.
-Se me olvidó decírtelo antes: Linda pijama- mofó, incliné la cabeza hacía abajo y llevé mis pupilas a mi cuerpo, noté que mi atuendo no era nada favorecedor a mis mandatos, si no que era una carnada, me sonrojé azorada.
Apreté los ojos, y gruñí.
Antes de que explotara de coraje contemplé como se paraba y caminaba en movimiento rectilíneo hasta la puerta. Salió dejando que su figura se oscureciera debido a la falta de luminosidad del exterior de mi habitación. Un estruendo asociado a una descarga eléctrica rutilante me hizo estremecer.
-Joe, pensándolo mejor, no quiero estar sola, quiero hablar contigo- una excusa de la que podría beneficiarme para conocer el resto de una respuesta inconclusa que me intrigaba al saber el estrecho prologo que ya había escuchado.
Sonrió victorioso. -¿De qué quieres hablar?-
-De… el otro día charlabas sobre “Tu experiencia” con un…- recitar esa palabra me daba temor, era aterradora saliendo de mi boca y aún mas cuando supe que en mi conciencia había sido, en algún tiempo una decisión. -Suicidio- dije sin aliento.
-Cierto, la loca de Allison nos interrumpió en ese momento- aseguró. -¿Puedo pasar?- preguntó.
Sonreí y enquicié.
Entró y se sentó en el colchón, yo me situé frente al cristal del ventanal siguiendo con la mirada como las gotas resbalaban y admirando el espectáculo de luminarias que encendían el firmamento nocturno.
-Pues… paso hace tres años en Houston, Texas- su comienzo me impresionó al notar la analogía diferentes versiones. -Estábamos acá, en Los Ángeles, una llamada dejo a mi madre con el corazón en la mano, las noticias no eran buenas, el abuelo estaba al borde de la muerte por una enfermedad que poco a poco lo acababa, la anemia. Partimos inmediatamente, al llegar al hospital lo vi ahí, yaciendo su cuerpo en la camilla, aparatos y cables eran un complemento a su cuerpo. La escena era devastadora, así que decidí inspeccionar el hospital, metí las manos en mis bolsillos, pues el ambiente era tan frío, pronto me encontré con pasillos divididos, arterias, era como una cueva de la que tenía que escogerse con precisión la salida, observé cuidadosamente, cuando al fijar mi vista a un pasillo de mi lado izquierdo capté la figura de una persona, una joven, esta abría una puerta, y en cuanto desbloqueó su trayecto por esta el aire se infiltró en el pasillo, podía haber pensado que era un fantasma y salir despavorido repleto de cobardía, pero no, caminé hasta la puerta y pude ver como su cuerpo pendía de la orilla de lo que parecía ser la parte mas alta del edificio, la azotea, reaccioné inmediatamente, la tomé por la cintura, y la arrastré hasta mi, su cara estaba cubierta de vendajes, y era difícil hallar la lisura de su rostro. Le reclamé sin derecho, « ¡¿Que te pasa?!... ¡¿Estas loca?! » Sus parpados eran débiles, por esto solo fueron abiertos para volverse a cerrar- mis mejillas estaban plegadizas por las lágrimas, el nudo en mi garganta era vigoroso, incapaz de articular algo. -La llevé en brazos, sin saber su el paradero, hasta que una señora alterada me vio, le esclarecí lo ocurrido, ella agradecía de una forma infinita el que hubiera salvado la vida de su única hija, sin mas gratitudes a la espera salí de la habitación- sollozaba una y otra vez, ya no había dubitaciones de que esa chica era yo y él la misma persona que esperé encontrar para agradecer, pero con la sorpresa de que solo en mi recaía su odio por ser tan estólida. -(tn) ¿Te pasa algo?- apoyé el codo en la palma de mi mano y con la otra cubrí mi cara para ocultar mis lágrimas.
-Joe… ¿Qué pasaría si te dijera que hablas con esa misma persona?
-¿Cómo?-
-Si te declarara que la chica de Texas, a la que salvaste hace tres años, la que estuvo a punto de infringir contra su vida, la que te debe el honor de… estar actualmente aquí… soy yo-
No quise contemplar su expresión, la cual estaría hostil, repulsada, amilanada, sorprendida, impactada.
-¡Respóndeme! ¡¿Me odias?!- proliferé.
-No… no puedes… no podemos- apelé boba denegando con un experimento fallido al llevar a mi voz a un sonar gutural y escarpado para transmitirle la seguridad y coraje de mi fuerza de voluntad.
-Oh vamos- instigó.
-¡No!- reiteré.
-En tus ojos se puede leer lo contrario-
-¡No leas mis ojos!- tipifiqué.
-Entonces… ¿Si lo dicen?- preguntó, mis respuestas debían ser analizadas antes de darse a conocer, como también debía de cuidar lo que mis pupilas proyectaban, pero… ya era tarde para darme esos consejos.
-¡Claro que no! ¡Y ya quítate!- con mis rodillas flexionadas empujé su cuerpo, lanzándolo a un costado del mío, me puse de pie antes de que me demostrara de nuevo su agilidad al moverse, acomodé mi pijama y caminé hasta la puerta de mi habitación para abrirla. -Vete- mandé actuando un ademán que le indicara la salida al pasillo.
El clima iba en etapas, la primera fue el ingrávido sirimiri, después la lluvia, el chubasco, la borrasca, el huracán y el diluvio.
-¿Insinúas que me moje? ¿Vas a dejar que me arriesgue a ahogarme ahí fuera? ¿O que me bañe un auto?-
-Sí- afirmé cruzando los brazos.
Rió entre dientes, recargó la cabeza en sus brazos y traspuso la pierna.
-Se me olvidó decírtelo antes: Linda pijama- mofó, incliné la cabeza hacía abajo y llevé mis pupilas a mi cuerpo, noté que mi atuendo no era nada favorecedor a mis mandatos, si no que era una carnada, me sonrojé azorada.
Apreté los ojos, y gruñí.
Antes de que explotara de coraje contemplé como se paraba y caminaba en movimiento rectilíneo hasta la puerta. Salió dejando que su figura se oscureciera debido a la falta de luminosidad del exterior de mi habitación. Un estruendo asociado a una descarga eléctrica rutilante me hizo estremecer.
-Joe, pensándolo mejor, no quiero estar sola, quiero hablar contigo- una excusa de la que podría beneficiarme para conocer el resto de una respuesta inconclusa que me intrigaba al saber el estrecho prologo que ya había escuchado.
Sonrió victorioso. -¿De qué quieres hablar?-
-De… el otro día charlabas sobre “Tu experiencia” con un…- recitar esa palabra me daba temor, era aterradora saliendo de mi boca y aún mas cuando supe que en mi conciencia había sido, en algún tiempo una decisión. -Suicidio- dije sin aliento.
-Cierto, la loca de Allison nos interrumpió en ese momento- aseguró. -¿Puedo pasar?- preguntó.
Sonreí y enquicié.
Entró y se sentó en el colchón, yo me situé frente al cristal del ventanal siguiendo con la mirada como las gotas resbalaban y admirando el espectáculo de luminarias que encendían el firmamento nocturno.
-Pues… paso hace tres años en Houston, Texas- su comienzo me impresionó al notar la analogía diferentes versiones. -Estábamos acá, en Los Ángeles, una llamada dejo a mi madre con el corazón en la mano, las noticias no eran buenas, el abuelo estaba al borde de la muerte por una enfermedad que poco a poco lo acababa, la anemia. Partimos inmediatamente, al llegar al hospital lo vi ahí, yaciendo su cuerpo en la camilla, aparatos y cables eran un complemento a su cuerpo. La escena era devastadora, así que decidí inspeccionar el hospital, metí las manos en mis bolsillos, pues el ambiente era tan frío, pronto me encontré con pasillos divididos, arterias, era como una cueva de la que tenía que escogerse con precisión la salida, observé cuidadosamente, cuando al fijar mi vista a un pasillo de mi lado izquierdo capté la figura de una persona, una joven, esta abría una puerta, y en cuanto desbloqueó su trayecto por esta el aire se infiltró en el pasillo, podía haber pensado que era un fantasma y salir despavorido repleto de cobardía, pero no, caminé hasta la puerta y pude ver como su cuerpo pendía de la orilla de lo que parecía ser la parte mas alta del edificio, la azotea, reaccioné inmediatamente, la tomé por la cintura, y la arrastré hasta mi, su cara estaba cubierta de vendajes, y era difícil hallar la lisura de su rostro. Le reclamé sin derecho, « ¡¿Que te pasa?!... ¡¿Estas loca?! » Sus parpados eran débiles, por esto solo fueron abiertos para volverse a cerrar- mis mejillas estaban plegadizas por las lágrimas, el nudo en mi garganta era vigoroso, incapaz de articular algo. -La llevé en brazos, sin saber su el paradero, hasta que una señora alterada me vio, le esclarecí lo ocurrido, ella agradecía de una forma infinita el que hubiera salvado la vida de su única hija, sin mas gratitudes a la espera salí de la habitación- sollozaba una y otra vez, ya no había dubitaciones de que esa chica era yo y él la misma persona que esperé encontrar para agradecer, pero con la sorpresa de que solo en mi recaía su odio por ser tan estólida. -(tn) ¿Te pasa algo?- apoyé el codo en la palma de mi mano y con la otra cubrí mi cara para ocultar mis lágrimas.
-Joe… ¿Qué pasaría si te dijera que hablas con esa misma persona?
-¿Cómo?-
-Si te declarara que la chica de Texas, a la que salvaste hace tres años, la que estuvo a punto de infringir contra su vida, la que te debe el honor de… estar actualmente aquí… soy yo-
No quise contemplar su expresión, la cual estaría hostil, repulsada, amilanada, sorprendida, impactada.
-¡Respóndeme! ¡¿Me odias?!- proliferé.
3 comentarios:
wiii otroo caap!!!!
me enqanthOO el cap como siempre XD..
ai pero io ia sabia qe era joe jajaja oki la vdd no ...
no peroo joee no me puedee odiaar porfaa di qe no!!!
bnoo nna como siempre me sorprendithee con el caap
tc
chaOoo
hola!!!!
espero que estes muy bien!!
wow..tenía días que no pasaba
por aquí, pero aquí estoy
leyendo los capítulos que
me faltaban!!!
y wow...si que me encantan,
aunque awww...me dió tristeza
cuando lloraba...pensar en
todo eso y reencontrar a
esa persona..jeje
cuídate!
pasate!!
bye bye
aLe LoVeS NiCk
iN tHe CoRnEr WiTh KeViN
AHHAJISHIYDYBICV"!!<33
por fiiiiiiin!!
mii capitulo esperadoo!!! :D
cuando encuentra quién la salvoo n__n
yaaay !! :B
hubiese sido divertido que fuera otro y que ... ay olvidalo , estuvo excelentee!
saludooss!
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