El nuevo día embargado comenzaba a dar muestras de desmesurada alegría y era otra de las circunstancias en las que no coincidíamos respecto a emociones, ¿Por qué decía eso? El porque, era que solo a mí me azotaba la oleada de funestas noticias y pregones titubeantes. El primero se centraba en el caso irresuelto de mi madre y la insignificante punzada de esperanza al saber que su cuerpo no había sido hallado perdía vigor a cada minuto al igual que el corazón se rezaga en latidos por el desgaste de la salud o la edad. Lo segundo era un dilema más, agregado a mi enciclopedia perpetua. ¿Por qué el Doctor me pidió que visitara su consultorio…? Tenía notas que me engrandecían el abismo de la duda. Según él: »No era nada grave. Bueno, si no lo era ¿Qué necesidad tendría yo de ir? ¿Padecería de una enfermedad realmente peligrosa de lo que no hubiera querido preocuparme en la casa…? Pero… Entonces, ¿Por qué me obligaría a salir de casa enferma?
Sin más ambages y embrollos me preparé. Antes de partir, ni siquiera me tomé la molestia de desayunar, no quería reproducir esa sensación de hastío tan mordaz. Todos se me quedaron mirando con avidez, pero nadie me acometió contra una pared de absurdos comentarios o interrogatorios… salvo una persona…
-Se puede saber ¿Dónde vas?- recargó su mano en el umbral de puerta, estiró su brazo creando un blasón a mi salida.
Vacilé determinado tiempo decidiendo si mentirle o no. Era mi novio, pero no existía un reglamento que me obligara a tenerle un inventario de mis salidas, muecas, acciones, sentimientos, caminatas, horas de siesta, nada.
-Saldré a dar una vuelta, necesito despejarme, además quiero ir a la Iglesia a rezar un poco, tal vez hoy Dios escuche mis suplicas- excusé, me mordí la lengua, era una mentira, un muy vil mentira lo que proferí, «El paseo» era una de la que podría dar el panzazo por una «mentirilla piadosa» pero «La Iglesia» era excluida y mandada a la lista negra.
-Puedo acompañarte- se ofreció.
-No. No… prefiero que te quedes aquí y esperes noticias-
-Pero los demás pue…- cesé su parloteo con un beso en los labios, su mandíbula se destensó y reaccionó envolviendo mi cintura entre sus fornidos brazos.
-Adiós…- susurré en sus labios y me libré de su cerco y caminé grácil y elegantemente —De la manera en que nunca pensé, lograría hacerlo— dejándolo boquiabierto.
Tomé un taxi, le enseñé la tarjeta con la dirección y en cuestión de minutos ya me encontraba cruzando las puertas de un refinado hospital…
-Hola… veo que te decidiste por venir- sonrió beatífico, estaba sentado en uno de esos sillones giratorios, acojinados.
-Sí, ayer me dejó con la curiosidad de saber que padezco- con su mano hizo un ademán y para que tomara asiento en una silla frente a su escritorio de roble barnizado.
-Bueno, primero te haré unas preguntas y después pasaremos a la siguiente fase para comprobar que estoy en lo correcto- entrelazó sus dedos formando un puño con ambas manos y se encorvó con los codos sobre el borde del escritorio. –Veamos, ayer me dijiste que habías sufrido de cansancio, duermes más de lo normal, tuviste asco a tu alimento, tenías la temperatura corporal más alta, y que te dolía la espalda ¿No es así?...-
Asentí anonadada por la excelente memoria del hombre al llevar la retahíla de síntomas en el perfecto orden en el que había mencionado en menos de veinticuatro horas.
-Correcto…- Frunció ensimismado los labios, y volvió su mirada a mí. -¿Haz tenido… sensibilidad por los olores?-
Lo caté confusa. -¿Cómo?-
-Sí, por ejemplo… hubo un aroma al que disfrutaste profundamente y ahora te parece cáustico- explicó, hice remembranza y sí encontré algo.
-Sí, la loción de mi novio, le pregunté si había abusado de la botellita de líquido, pero me aseguró que no, pero yo seguía pensando que exageró-
-Y… ¿Qué tal va tu periodo?-
-¿Mi periodo?- repetí. –Eso es algo a lo que no le he tomado mucha importancia en estos días por asuntos personales… pero si me presta un calendario le diré con más precisión- el Doctor buscó entre sus cajones un papel, me lo pasó y efectivamente era un calendario, conté con atención pasando mi dedo por cada uno de los diminutos números desde la última vez… hasta la actual fecha y…
Froté mi sien. -Según mis cálculos esta retrasado por… una semana- sacudí la cabeza. -Pero… que yo sepa no hay enfermedades que traten sobre la ausencia de la naturalidad de una mujer, a menos que…-
El Doctor cabeceó ligeramente como si me diera la respuesta sobre un conocimiento incógnito del que ahora diera en el blanco de acuerdo a la teoría…
Sin más ambages y embrollos me preparé. Antes de partir, ni siquiera me tomé la molestia de desayunar, no quería reproducir esa sensación de hastío tan mordaz. Todos se me quedaron mirando con avidez, pero nadie me acometió contra una pared de absurdos comentarios o interrogatorios… salvo una persona…
-Se puede saber ¿Dónde vas?- recargó su mano en el umbral de puerta, estiró su brazo creando un blasón a mi salida.
Vacilé determinado tiempo decidiendo si mentirle o no. Era mi novio, pero no existía un reglamento que me obligara a tenerle un inventario de mis salidas, muecas, acciones, sentimientos, caminatas, horas de siesta, nada.
-Saldré a dar una vuelta, necesito despejarme, además quiero ir a la Iglesia a rezar un poco, tal vez hoy Dios escuche mis suplicas- excusé, me mordí la lengua, era una mentira, un muy vil mentira lo que proferí, «El paseo» era una de la que podría dar el panzazo por una «mentirilla piadosa» pero «La Iglesia» era excluida y mandada a la lista negra.
-Puedo acompañarte- se ofreció.
-No. No… prefiero que te quedes aquí y esperes noticias-
-Pero los demás pue…- cesé su parloteo con un beso en los labios, su mandíbula se destensó y reaccionó envolviendo mi cintura entre sus fornidos brazos.
-Adiós…- susurré en sus labios y me libré de su cerco y caminé grácil y elegantemente —De la manera en que nunca pensé, lograría hacerlo— dejándolo boquiabierto.
Tomé un taxi, le enseñé la tarjeta con la dirección y en cuestión de minutos ya me encontraba cruzando las puertas de un refinado hospital…
-Hola… veo que te decidiste por venir- sonrió beatífico, estaba sentado en uno de esos sillones giratorios, acojinados.
-Sí, ayer me dejó con la curiosidad de saber que padezco- con su mano hizo un ademán y para que tomara asiento en una silla frente a su escritorio de roble barnizado.
-Bueno, primero te haré unas preguntas y después pasaremos a la siguiente fase para comprobar que estoy en lo correcto- entrelazó sus dedos formando un puño con ambas manos y se encorvó con los codos sobre el borde del escritorio. –Veamos, ayer me dijiste que habías sufrido de cansancio, duermes más de lo normal, tuviste asco a tu alimento, tenías la temperatura corporal más alta, y que te dolía la espalda ¿No es así?...-
Asentí anonadada por la excelente memoria del hombre al llevar la retahíla de síntomas en el perfecto orden en el que había mencionado en menos de veinticuatro horas.
-Correcto…- Frunció ensimismado los labios, y volvió su mirada a mí. -¿Haz tenido… sensibilidad por los olores?-
Lo caté confusa. -¿Cómo?-
-Sí, por ejemplo… hubo un aroma al que disfrutaste profundamente y ahora te parece cáustico- explicó, hice remembranza y sí encontré algo.
-Sí, la loción de mi novio, le pregunté si había abusado de la botellita de líquido, pero me aseguró que no, pero yo seguía pensando que exageró-
-Y… ¿Qué tal va tu periodo?-
-¿Mi periodo?- repetí. –Eso es algo a lo que no le he tomado mucha importancia en estos días por asuntos personales… pero si me presta un calendario le diré con más precisión- el Doctor buscó entre sus cajones un papel, me lo pasó y efectivamente era un calendario, conté con atención pasando mi dedo por cada uno de los diminutos números desde la última vez… hasta la actual fecha y…
Froté mi sien. -Según mis cálculos esta retrasado por… una semana- sacudí la cabeza. -Pero… que yo sepa no hay enfermedades que traten sobre la ausencia de la naturalidad de una mujer, a menos que…-
El Doctor cabeceó ligeramente como si me diera la respuesta sobre un conocimiento incógnito del que ahora diera en el blanco de acuerdo a la teoría…
1 comentarios:
AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH QUE EMOCIÓN :') lo sabía te lo dije por twitter :B grrr!!! hahaha
esperaré el otro hahaha bye
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